Hubo un tiempo en que no las veía.
En qué caminaba con la mirada hacia el suelo y la frente arrugada.
Pero las azaleas estaban ahí, como cada primavera, inundando los jardines y las plazas.
Por entonces, no hace tanto, estaba demasiado ocupada en mi próxima urgencia para verlas.
Cómo el ratoncito en la rueda que sólo puede ver lo que tiene delante.
Un día empecé a cambiar el enfoque.
A entender que si no parás la rueda y pensás hacia dónde vas, para qué y por qué, todo da igual.
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Hoy no tengo menos urgencias, necesidades, ocupaciones, días buenos y malos…
Pero me detengo a ver las azaleas…
Y sonrío así.
Y vos? Estás parando a ver?
El pastel de Tipperary
– Feliz aniversario, socia! – – Salud, compañera! Es increíble que haya pasado un año ya… Tanto esfuerzo valió la pena, no? Al fin logramos nuestro sueño de tener el restaurante celta. – – Así Leer más…
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