Profesor, le advierto que este 5to. es de lo peor. La verdad? No habría que darle el diploma secundario a ninguno. La nota del promedio nunca es más de 6.

Disculpe, Directora, qué alumno es «el Promedio»?

No, no, digo, que EN promedio, no superan el 6 de nota en ninguna materia. Y en la suya, peor. No se cómo llegaron hasta acá sin saber nada de Historia. En fin… queda medio año de clases y no pueden estar sin profesor, así que me alegra que usted haya aceptado esta suplencia. Eso sí, que tenga suerte y haga lo mejor que pueda.

***

Buenos días, alumnos. Soy Manuel, el nuevo profesor de Historia.

Vengo porque quiero contarles algunas historias y me gustaría que ustedes me cuenten las suyas.

Probablemente, las primeras que les cuente serán las que se pierdan entre el ruido y la indiferencia natural que provoca el sistema escolar tal como está concebido. Aunque serán también las que después pueda contar a los demás esa persona que hizo el esfuerzo por escuchar, aún sin saber por qué, quizás por instinto y curiosidad.

Pero lo primero que quiero es escuchar SUS historias. Las de cada uno. Las que quieran contar y compartir en este espacio de encuentro único que tendremos cada semana.

Y lo que va a suceder es que cuando alguien cuente su historia, su pequeña historia cotidiana, yo les voy a contar algo que pasó hace mucho tiempo, y quizás no tanto.

Que nos ayude a comprender ésta y aquella.

Que nos haga pensar… y querer hacer.

Yo no voy a tomar exámenes. No soy igual a ningún otro profesor. Pero ustedes tampoco son iguales a ningún otro alumno. Así que no hay nada que pueda medir de igual manera el aprendizaje de todos.

Pero después de este tiempo, más que suficiente, que voy a pasar acá con ustedes, les aseguro que voy a saber si cada uno se quedó con algo de lo que intentamos compartir.

***

Profesor, lo citamos porque vemos con preocupación algunas cosas que están sucediendo en sus clases. Creemos que usted se está tomando demasiadas licencias sin tener en cuenta las normas de este Colegio.

Dar clases en el patio, en la cocina, el laboratorio o en el garage, ya es algo que… bue… Pero permitir a los alumnos usar esas pinturas y disfrazarse!

Y además esas músicas que ponen! No acierto a comprender que puede tener que ver todo eso con una clase de Historia General, sepa disculparme.

Realmente, creo que la situación se está volviendo insostenible y… no me deja opción, Profesor, tengo que pedirle la renuncia.

***

Si, Profesora, pase, dígame.

Disculpe, Directora, yo se que agarré este curso casi al final, prácticamente para tomar los exámenes… Pero lo cierto es que es un desastre! Nadie me responde, no hacen nada! Que quiere que le diga… Habría que reprobarlos a todos.

Entiendo, Profesora… ¿Qué es esa música? ¿Viene del patio? ¿Qué es lo que está pasando??

No se… Mire, están saliendo los chicos de las aulas! Se están sentando alrededor de lo que están haciendo esos… Son los de 5to. Pero, qué hacen?!!

***

Aún lo recuerdo, hoy, treinta años después, como si fuera ayer. Como un pacto secreto, tácito. Sin hablarnos casi… empezamos a improvisar nuestros disfraces.

Jorgito salió con el doble casettera al patio y empezó a poner toda la música que usábamos en las clases.

Mariana, como siempre, hablaba fuerte y arengaba. Gerardo, bien serio comenzaba el relato parado arriba de un banquito.

Marcelo, Claudia, Sabrina y los demás, fuimos entrando en escena de a uno, componiendo personajes, bailando o simplemente haciendo de extras.

Pedro, que nunca hablaba mucho, había sacado al patio las pinturas y todas las cartulinas que había encontrado. Pintaba y pintaba, seguramente inspirado en lo que iba sucediendo, y regalaba a los más chicos sus creaciones sobre batallas y personajes históricos.

Y hasta Gonzalo, siempre contrero y despotricador -quizás para disimular su miedo o su timidez- había sido el primero en salir corriendo a buscar un alargue para que Jorgito pudiera enchufar el grabador.

Nuestra obra improvisaba sobre los sucesos históricos mundiales que nos habían llamado la atención en las historias contadas por el Profe.

Los chicos de los otros cursos, sentados en ronda, aplaudían cada escena como si estuvieran viendo su espectáculo favorito.

Pero lo hicieron de pie, a los gritos y con lágrimas incluidas, cuando en el final, todo 5to año, los Egresados Clase´90 del Colegio Normal Buenos Aires…

se pararon sobre las sillas que habían sacado al patio…

y dijeron a coro, bien fuerte:

Ésta, es la historia, del Profesor Manuel.

***

Inspirado en mi profesor Roque Ruíz (Derecho Público, Facultad de CCEE, UBA, 1997), en «Merlí», la mejor serie que vi jamás, y por supuesto, en la película: «Dead Poets Society» (1989).

wassily kandinsky 1923
Wassily Kandinsky 1923

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